¡Oh!, ¡Cuán fría está tu mano! ¿Ríes? ¿Por qué ríes?
Hay algo extraño en tus ojos.
Tus miradas hieren como dagas.
Me hace daño tu risa,
me aterra el frío de tu mano descarnada: ¡Déjame huir!
Ya la noche dolorosa nos rodeó con el pavor de sus sombras...
Hay un abismo a mis plantas.
Hay un clamor en el fondo del abismo.
Las tinieblas se aglomeran en los flancos hendidos de las montañas.
¡Oh, esta mano no es la tuya!
¿Por qué el frío de esta mano penetra ya hasta mis huesos?
¿Por qué brilla una guadaña sobre mi frente...?
¿No escuchas ese vago son que llega suave y
tenue, como el eco de una música lejana?
¡Oh, cuán triste es ese ritmo que suspira en mis oídos
y conduce hasta mis ojos la amargura de mis lágrimas!
¡Oh, cuán triste es ese ritmo!
Déjame llorar.
¡Oh, déjame arrodillarme!
Mis labios sabrán quizá una plegaria.
Tengo frío. Tengo miedo.
Esas sombras que se mueven son espectros
que en el borde del abismo se entrelazan...
No me arrastres... Tengo miedo...
Tengo miedo del abismo. Déjame huir...
Ya la carne de mis huesos se separa...
¡Oh, ese espectro que a mí viene con los brazos
extendidos y que absorbe con sus ojos mis pupilas abrasadas!
Ya mis manos están yertas, ya están secas mis pupilas
y el gemido del abismo, frío y lúgubre me llama.
Vamos ya.
¿Ves como empuja desprendidos eslabones hacia el
fondo de la cima la cadena de fantasmas?
Vamos ya. Llévame‚. Siento que el latido de mis venas
se acompasa con el ritmo de la música lejana;
con el ritmo dulce y triste,
que se mece en las tinieblas y armoniza con mis pesos la caricia de sus alas,
como esquife columpiando de las ondas.
Suavemente... Lentamente,por el blando fugitivas movimiento
que se extinguen en la playa.
va ondulando en la penumbra,
en su danza tenebrosa la cadena de fantasmas...
Vamos ya para las entrañas de la noche y el espanto...
¡Oh, el amor! ¡Oh, la alegría! ¡Oh, la dicha!
¡Oh, la esperanza!
algo q se aleja una vez mas de mi camino
viernes, 15 de mayo de 2009
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